Soy enfermero de UCI, y en mi caso, lo más duro es ver a un compañero médico, del que además también soy paciente y con quien he compartido muchos momentos, ingresado en UCI ventilado y muy grave. Y ver una compañera llorando mientras le aspira secreciones y otra sufriendo un síncope de puro estrés físico y emocional. El alcance, los matices, el impacto personal son difíciles de explicar. Gracias a espacios como este o a grupos de profesionales podemos compartirlos, porque sabemos que nuestras compañeras y nuestros compañeros son los que mejor nos entienden.