Y por otro lado...

Y por otro lado, es increíble que en una sociedad tan frenética con ritmos tan vertiginosos hayamos sido capaz de parar, hayamos abierto más los ojos o ensanchado el corazón, que haya múltiples muestras de colaboración, de cuidado social y de compañerismo. Múltiples donaciones de equipos, materiales, mascarillas, creatividad por doquier, ganas de compartir... Que nos preocupe e incluso nos emocione ver la cara de la compañera/o después de 7 ó 10 horas con el EPI puesto. Que nos lancemos gritos de ánimo, fuerza y aliento para seguir cuidando y sosteniendo el dolor de quien atendemos. 
Por eso, aunque hoy tengo MIEDO, y no poco, siento que merece la pena ser Enfermera y compartirlo con gente así.